martes, 16 de junio de 2015

 Bueno, hace un tiempo ya que no escribo nada por aquí, y es que entre exámenes, trabajos, entrenamientos y demás, no he tenido tiempo, o no me he acordado.

En este tiempo han pasado muchas cosas, y he mejorado mucho.
En voleibol seguimos con la tecnificación, que este ya es el último mes, los cadetes de Pòrtol ganaron el campeonato de las Islas Baleares. Yo tenía que ir a verlos, pero me salió la oportunidad de ir al campeonato de salto en el RCEEM, aunque solo fuera para trabajar. Me sirvió de mucho, y aprendí muchas cosas que desconocía del mundo de la hípica.

Ahora estoy trabajando en Bon Sol a cambio de una clase semanal más. Pero no lo hago por eso, simplemente lo hago porque me gusta enseñar a los niños pequeños a montar a caballo, y ver cómo se emocionan con simplemente estar con el poni que montan, es muy bonito eso, me recuerda a cuando yo comencé.
Ahora ya no tengo ningún problema con Kitty, la yegua a la que monto, y al principio me aburría porque ya no supone un reto para mí, pero ahora ya me he acostumbrado. También he montado algunas veces a Campanilla, una potra de cuatro años, y su dueño me ha propuesto varias veces que la use para las clases, y así la enseñaba yo, pero me da vergüenza decirle que sí, así que la monto cuando él lo hace.
Y luego está Nate. Nate era el caballo de mi hermana, y para mí, el caballo perfecto. Des de pequeña me ha fascinado, y ahora aún es así. Mi padre le cogió miedo y se lo regaló a una mujer muy amiga de mi familia, y yo no lo veía des de hace tres años. Pero el otro día, en el funeral de mi abuela, me encontré con Cati, esa mujer, y me dijo que cuando quisiera, me lo llevara hacia mi casa, porque ellos no lo trabajaban, y para tenerlo sin hacer nada, me lo devolvía.
Y así fue, mi padre no lo quiere en mi casa, así que cuando lo tenga bien puesto, y lo devuelva a la doma inglesa (ahora está en doma vaquera), lo llevaré hacia Bon Sol. El sábado empecé a montarlo. Al principio tenia miedo, porque me decían que es un caballo muy difícil, que no se dejaba poner la cabezada, y que se encaraba a todo el mundo, pero conmigo fue distinto. Me hizo caso en todo, trabajó genial, aunque no le puedo poner bocado aún.