Yo llegué al club el sábado por la mañana, después de haber caído el miércoles (cómo no, estoy todo el día por el suelo jajaja). Nada más llegar, me encontré con Malik, que me dijo que sacara a Kitty, que iba a montar. Me vino de nuevo, pero no me lo pensé ni un segundo; me cambié y fui corriendo a buscarla al potrero, la cepillé, y la ensillé en diez minutos para poder llegar a tiempo a la clase.
En la clase Kitty estaba genial, mucho mas tranquila de lo normal (esta yegua es puro nervio normalmente). Yo estaba muy concentrada en corregir algunos de mis errores, bajando los talones, separando las manos, y levantando la rienda exterior antes de girar. Trabajé mucho en el trote, y solo salté cruzadas, porque ya que ella estaba bien, no iba a buscar encenderla y terminar dando vueltas al galope a toda velocidad porque yo he perdido el control, o terminar en el suelo, igual que el miércoles. Salí muy contenta de la clase, la cepillé para quitarle el sudor, y luego Maxim le cortó la crin, ya que la llevaba demasiado larga. Estuvimos en el club hasta las 22:00h, ya que entre limpiar potreros, dar comida, poner paja, montar la pista para el concurso, etc. se nos hizo bastante tarde.
La mañana siguiente nos levantamos a las siete y media, para estar a las ocho en el club y terminar de arreglarlo todo a tiempo. Tuvimos que correr bastante para que nos diera tiempo a todo, pero lo conseguimos. Hubo pruebas des de barras al suelo para los más pequeños, hasta 1'20 para los más experimentados. Esta vez hubo una caída, en el calentamiento de cruzadas, y aunque al principio nos asustamos, terminó por ser un susto.
Saqué a Kitty cuando terminó la prueba de los pequeños, para empezar a calentar. Estaba muy tranquilita, pero hice un fallo, que fue galopar antes de salir al primer recorrido. Ahí ya la lié; cada vez que salía de un salto empezaba a galopar MUY rápido, y aunque la conseguía parar antes del siguiente obstáculo, no me quedé contenta. Malik vino a decirme que no saliera a la siguiente prueba, pero yo me negué, quería salir, no podía quedarme tan mal. Bajé a la pista redonda y la descargué al galope, dando vueltas sin parar, bajo la mirada de las personas que estaban comiendo en el bar, y de algunos niños pequeños que me observaban fascinados. Perdí la cuenta de las vueltas que dí, y cuando vi que ella (y yo también) estábamos más relajadas, me dirigí a la pista de doma para darle un poco de paso.
Al salir a sesenta, yo estaba de los nervios, pero decidí que lo tenía que hacer bien. Pensando en las correcciones que me había hecho Maxim el día anterior, abrí yo la prueba con mi recorrido. Limpio, lo hice sin falta alguna. Notaba lo que Kitty iba a hacer, y la iba corrigiendo, u no la dejaba salir corriendo. Al terminar el recorrido decidí no salir a ochenta, ya que esta vez me había ido bien.
Maxim salió también con Kitty a ochenta y a metro, porque Malik le dijo que saliera a hacer recorrido él también, y me pidió a la yegua. Pude ver lo bien que salta esta poni, y la potencia que tiene; me impresionó. Finalmente salieron las últimas participantes a metro veinte. Aquí os dejo algunas de las fotos de ese gran día.
